lunes, 16 de marzo de 2009

Deja Que Dios Te Defienda
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El Señor desea ejercer su justicia en tu vida, solamente debes permitírselo
Provocaciones
Estamos expuestos al ataque de otros y seguro también en algún momento atacamos a alguien. Vivimos en un mundo donde las personas buscan sus propios intereses y tienen una actitud defensiva. Lo triste es que aún conociendo la Palabra, pensamos injustamente que Dios no cuida de nosotros y dudamos de su protección.

Lo cuestionamos diciéndole: “¿No te das cuenta de lo que pasa en mi casa, en mi trabajo; tienes o no cuidado de mi, no ves la injusticia de la que soy objeto? Diariamente somos blanco de la provocación e injusticia. Parece que el ministerio de algunos es molestar. Hay ataques de todo tipo, incluso unos más que ataques parecen asaltos. Estas situaciones prueban nuestro corazón, tolerancia y paciencia.

Lucas 18: 2 nos cuenta: diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.

El Señor desea intervenir a nuestro favor. Nos ama, pero debe ser justo y castigar el mal. A veces pensamos que por ser cristianos no tendremos enemigos, pero nos equivocamos porque hay personas mal intencionadas y atentas a nuestro proceder. Aunque no parezca, El Señor se da cuenta y obra con justicia. Probablemente no tan rápido como quisiéramos, pero el tiempo es de Dios y Él sabe cuándo y cómo actuará. No cuestiones el juicio del Señor. Dios no hace justicia, Él es la justicia.

La ley del talión no funciona

En Mate5:38 leemos: Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.

La Palabra nos enseña lo contrario de lo que aprendimos en casa. Un tío me decía: “No te dejes, devuelve lo que te hagan”. Yo fui un buscapleitos, aún debo pedir perdón a las personas que lastimé. Cuando me convertí, recibí muchas lecciones de humildad de mi líder. Él es una persona suave y de carácter dulce que me insistía sobre el valor de ejercitar la tolerancia. Un día me encontré con uno de mis antiguos adversarios y me dije: “esta es mi oportunidad, cuando me pegue en una mejilla, le pongo la otra y luego me desquito. Cumplo con la Biblia y también con mi deseo de justicia”. Por supuesto estaba equivocado y no obré de esa forma. El mensaje del Señor es: “no te resistas a lo que el prójimo quiere hacer de ti”. Parece una gran injusticia pero es lo correcto. Si quieren robarte, debes dar lo que te piden y más. Si te obligan a hacer algo, ejecútalo doblemente. Me sucedió que siempre le daba dinero a un inválido, aunque luego veía cómo se paraba de la silla de ruedas, la doblaba y se iba. Nos educan para cuidar y guardar lo que tenemos, no para dar. Dios quiere que aceptemos el ministerio de la humildad.

De tal palo tal astilla

Leamos en Mateo 5:43-45: Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

Esto es impactante. Significa que si te dices hijo de Dios debes imitarle, aunque sientas como si te bautizaran en jugo de limón. Dios saca justicia de la injusticia. Jesús es ejemplo vivo. Se dejó hacer de todo y te pide que seas como Él.

Mate5: 46 prosigue: Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?

La justicia de Dios es cuestión de recompensas. Su mensaje es “déjate, que yo te recompensaré”. Dios es padre amoroso, no se burla de tu desgracia. Cuando hayas hecho mal, aguántate porque recibirás castigo. Pero si eres objeto de injusticia serás recompensado.

Romanos 2:17-19 dice: He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas.



Recuerda que hay cosas que dependen de ti pero hay otras que no. Una vez yo estaba parado frente a todos en la iglesia y un hombre se me acercó muy afectado. Me pidió perdón porque dijo que yo le caía mal y tenía que liberarse de ese sentimiento que oprimía su corazón. Yo no le conocía y no comprendí su actitud, no dependía de mí, aún así, le di el perdón que me solicitaba. Hay que buscar la paz del espíritu. La vida es muy corta para complicarla, en tranquila convivencia se encuentra la felicidad. No tomes la venganza en tus manos. Defendernos es caer en pecado y negar nuestra condición de hijos de Dios. Una mujer de baja estatura al salir de la iglesia escuchó a un hombre que le preguntó: “¿adónde va enana?” Ella enojada le respondió: “qué le importa”. Luego, con mucha pena reconoció el carro de la persona y comprendió que había escuchado mal. Realmente le habían preguntado: “¿adónde va hermana?” Cuando intentas defenderte es muy probable que te equivoques.

Titanes en el ring

Santiago 1:19-20 nos comparte: Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Al afrontar un problema, cállate y escucha. Si quieres que Dios no se meta en tu problema, enójate. Quien se enoja pierde. Dios se aleja de aquellos que actúan con ira. Si no hay tranquilidad tampoco hay justicia. La vida es como un ring de boxeo. Dios es tu couch y te aconseja: “cuando te den el primer golpe quédate tirado, no vuelvas por otro, porque cuando estés tirado sólo debes extender tu mano y yo te defenderé”. Si actúas de esta forma, pobre de tu adversario, porque pelearse con Dios es duro de verdad. Recuerda la lucha libre, dos a tres caídas con límite de tiempo. Alégrate porque tu compañero de equipo es Dios. Si quieres terminar rápido la pelea, quédate tirado, no te defiendas. Si te roban, dalo todo porque Dios perseguirá los ladrones. Esa es la fórmula, trabaja en equipo con El Señor. Él corre más rápido y pega más duro; en definitiva, hace justicia.

Mi abuelita, una anciana dulce y cariñosa, me enseñó sobre la justicia. Un día que mi hermana y mi tía se peleaban, mi abuelita con el chicote les pegó a las dos. Cuando me burlé de mi tía, a mí también me cayó. De esa forma aprendí claramente que hay castigo para aquel que se porta mal.

Activa la justicia de Dios

Lo primero es ser obediente y no poner resistencia a lo que otros quieren hacerte, demuestra tolerancia. Luego pídele al Señor que intervenga y haga su justicia.

Isaías 58:6-8 ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.

La promesa del Señor es maravillosa. Hay dos presencias que nos acompañan, la justicia va delante y la gloria detrás. Eso significa que por las mañanas cuando te levantes, la justicia de Dios ya estará despierta junto a ti y te dará paso. Al entrar a tu oficina te abrirá la puerta, y te precederá para darte el lugar que mereces. Además, detrás de ti tendrás la protección de su gloria y poder. Por lo tanto, cuando pases por un momento de injusticia pídele al Señor que tome el control. Él quiere justificarte, reconócelo como tu Dios y Salvador y responde justamente a todo su amor. Entrégale tu ser, dale cuenta de tus actos para que su justicia obre en tu vida.

Llamados Conforme A Su Propósito PDF Imprimir E-Mail


Romanos 8:28-30

Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. 29 Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos; 30 y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó.

Romanos 8 es uno de los capítulos más violentos del Nuevo Testamento. Note los versos 35-36:

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Tal como está escrito: Por causa tuya somos puestos a muerte todo el día; somos considerados como ovejas para el matadero.

Pero, por encima de esta violenta imagen de la vida cristiana Pablo, con una gran brocha roja, plasma la palabra ESPERANZA. Por ejemplo, en el verso 37 exclama: “Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. ¡No somos solo vencedores, sino que somos más que vencedores! La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro y la espada, no solo están derrotados; están más que derrotados: han sido convertidos en siervos para nuestro bien.

Ese es el significado del versículo preferido de todos los tiempos, verso 28: “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito”. Las versiones de la Biblia difieren un poquito en este verso. La NVI dice: “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito”. Y la [La Biblia de Jerusalén, 1976] dice: “Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio”.1

A partir de mi estudio me inclino a ver a la LBLA2 como la más fiel a las palabras originales de Pablo. Pero creo que la diferencia no es tan grande que usted tenga que tomar muy en serio mi palabra. Todas las versiones básicamente expresan que Dios está a cargo del mundo, de una forma tan soberana, que todas las cosas que suceden a los cristianos están organizadas de manera que sirvan para nuestro bien. La tribulación, y la enfermedad, y la persecución, y el hambre, y la desnudez, y el peligro, y la espada, todas obran para el bien de aquellos que aman a Dios.

Así que la escabrosa esperanza del creyente no es que escaparemos de las angustias, o de la muerte, o del hambre, o de la mortandad, sino que el Dios Todopoderoso hará que cada una de nuestras agonías sea un instrumento de su misericordia para nuestro bien. “Vosotros pensasteis hacerme mal”, le dijo José a sus hermanos que le habían vendido a esclavitud “pero Dios lo tornó en bien”. Y así es con cada calamidad de aquellos que aman a Dios. ¡Dios lo torna en bien!

A seis cuadras de aquí en la calle 7ma se está cavando el fundamento para una nueva edificación. Una gigantesca excavadora mecánica está ubicada en medio del terreno y excava la basura y la deja caer en camiones de carga para llevarlas lejos. Alrededor del borde del hoyo estimo que ya hay una profundidad de 5 o 6 pisos. ¿Qué podemos inferir de esto? Yo inferiría que en ese terreno se va a construir algo muy grande, ya que se está cavando un fundamento muy profundo.

En cuanto a la arquitectura de las promesas, no hay una edificación más grande que Romanos 8:28. Esta estructura es absolutamente asombrosa en su tamaño. Es masiva. ¡El Dios infinitamente sabio, infinitamente poderoso promete hacer que todo sea beneficioso para su pueblo! No promete solo cosas agradables, sino cosas horribles, como la tribulación, la enfermedad, el peligro y la espada. ¿Qué ladrillo pondría usted en la cima de esta promesa-rascacielos para hacerla más grande? “Todas las cosas” significa todas las cosas.

Si usted vive dentro de esta promesa masiva, su vida es tan sólida como el Peñón de Gibraltar. Nada puede derribarle cuando está dentro de las murallas de Romanos 8:28. Fuera de Romanos 8:28 todo es confusión y ansiedad, y miedo, e incertidumbre, y casas de paja, y drogas que alivian, y metas inestables para los planes de retiro, y débiles fortificaciones con misiles anti-balísticos, y un millón de otros sustitutos para Romanos 8:28.

Una vez que usted atraviesa la puerta del amor hacia esa estructura abarcadora e inquebrantable de Romanos 8:28, todo cambia. A su vida llega la estabilidad, y la profundidad, y la libertad. Simplemente ya no puede seguir derribado. La confianza de que un Dios soberano gobierna para su bien sobre todo el dolor y todo el placer que experimentará es un refugio, una seguridad, una esperanza, y un poder incomparables para su vida. Ninguna promesa en todo el mundo aventaja la altitud, amplitud y peso de Romanos 8:28.

Es por eso que el fundamento de esta abarcadora estructura debe ser extraordinariamente profundo y fuerte. Y de hecho lo es. Y de esto tratará esta serie de cuatro semanas. El verso 29 comienza con “porque”, lo que significa que la base, el fundamento, el cimiento de esta abarcadora estructura de Romanos 8:28 se encuentra en el texto que sigue.

Mi meta en estas cuatro semanas es llevarle por un recorrido guiado a todo lo largo del cimiento de la promesa de Romanos 8:28. Mi oración es que su confianza en esta promesa crezca y que la estabilidad renovada, y la profundidad, y libertad, y gozo de su vida sean la prueba viviente para el mundo de que nuestro Dios reina. La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. Anhelamos que nuestra fe sea fuerte, pongamos entonces una ferviente atención en la Palabra de Dios.

Tal como entiendo al verso 28, en él hay una promesa (todas las cosas obran junta para bien) y dos descripciones del los beneficiarios de la promesa (los que aman a Dios... y los que son llamados conforme a su propósito). Al describir a los beneficiarios de la promesa, Pablo ofrece un pequeño resumen preliminar del profundo fundamento de la promesa, fundamento que él verá más detalladamente en los versos 29 y 30.

Concretamente, cuando dice que los beneficiarios son aquellos que son “son llamados conforme a su propósito [de Dios]”, señala hacia los versos 29 y 30. El verso 29 es una explicación de lo que es el “propósito” de Dios: “Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos”. Y el verso 30 es una explicación de quiénes son los llamados del verso 28 “y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó”.

Así que mi plan es dedicar el mensaje de esta mañana a Romanos 8:28 y su fundamento, y dedicar las lecciones de la tarde para el verso 29, y en las tres semanas restantes, dedicar tanto las mañanas como las tardes al verso 30.

La pregunta con que comenzaremos en el verso 28 es: ¿Quiénes son los beneficiarios de esta abarcadora promesa? ¿Quién puede estar seguro de que todo el dolor en su vida será realmente la terapia buena y sabia de un Dios soberano que hará que todo coopere para bien?

Pablo da dos respuestas. O describe una única respuesta desde dos ángulos. Él define a los beneficiarios de esta promesa primero por lo que hacen hacia Dios, y segundo por lo que Dios hizo hacia ellos. Todas las cosas cooperan para bien en primer lugar “para los que aman a Dios”. Los beneficiarios de esta promesa son las personas que aman a Dios. Este es el primer y mayor mandamiento, amar al Señor nuestro Dios. Ningún ojo ha visto, ni oído escuchado, ni nadie ha imaginado lo que Dios ha preparado para los que le aman.

Entonces, en segundo lugar, describe a los beneficiarios de esta promesa como aquellos que “son llamados conforme a su propósito” ¿Qué significa decir que además de amar a Dios los beneficiarios de esta promesa son también llamados conforme al propósito de Dios? Para responder a esta pregunta veamos dos pasajes en los que Pablo se refiere al llamado de Dios, y dos en los que se refiere a su propósito.

La pista más cercana para comprender el significado de “llamados” en el verso 28 está en el verso 30, donde Pablo dice: “y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó”. De este verso aprendemos que Dios justifica a todos los que llama. Él les absuelve, les perdona, son tratados como justos, son sus hijos: “a los que llamó, a ésos también justificó”.

Esto significa que el llamado referido aquí no es el llamado general que se dirige a todos los hombres en la predicación del evangelio. Si así fuera, entonces todos los que oyeran el evangelio fueran justificados. Porque el verso 30 dice: “a los que llamó, a ésos también justificó”. Si todo el que escuchara el llamado a Cristo de Billy Graham en la televisión fuera llamado en el sentido de Romanos 8:30, entonces todos fueran también justificados. Porque “y a los que llamó, a ésos también justificó”. Pero Pablo enseña claramente no todos los que son llamados en un sentido general son justificados. ¡Somos justificados por fe! (Romanos 5:1). No todo el que es llamado en este sentido general tiene fe y por tanto no todos son justificados. Sin embargo, Pablo ha dicho en 8:30 que ¡los que son llamados SON justificados!

Él aclara la confusión en 1ra a los Corintios 1:23-24: “pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; 24 mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios”. Note con cuidado que Pablo predica a Cristo a judíos y gentiles, sin distinción. En ese sentido, todos son llamados. Pero ese no es el sentido en que Pablo utiliza la palabra. Él dice que entre los que reciben el llamado general están los que son “llamados”. Y la diferencia es que los que son llamados en este sentido más estrecho dejan de considerar a Cristo como una piedra de tropiezo y como necedad, y comienzan a verle como el poder y la sabiduría de Dios. Verso 24: “mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios”.

Así que Pablo enseña que cuando el evangelio es predicado, Dios llama a algunos de una manera tan poderosa que sus corazones y mentes son acercados a Cristo y ellos lo aceptan en fe y amor. Es por eso que Pablo dice en Romanos 8:30 que “a los que llamó, a ésos también justificó”, aunque la justificación viene solo por fe (el llamado de Dios produce fe; abre los ojos del ciego para ver que Jesús es la sabiduría y el poder de Dios).

El llamado de Dios que Pablo tiene en mente no es como el llamado a nuestra mascota: «Aquí Blackie, aquí Blackie, ven niña, ven». Blackie puede venir o no. El llamado de Dios es como el llamado de Jesús al cuerpo de Lázaro: “¡Lázaro, ven fuera!”. Contiene el poder para producir lo que ordena. Es un llamado eficaz, competente, creativo. Es por eso que Pablo puede decir en Romanos 8:30 que “a los que llamó, a ésos también justificó”. La seguridad de la salvación de los llamados descansa en el hecho de que la fe por la que los hombres son justificados es producida por el llamado creativo de Dios.

Por tanto, cuando Romanos 8:28 dice: “para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito”, quiere decir que los beneficiarios de esta promesa masiva son los que antes no amaban a Dios, pero ahora lo aman, porque Dios mismo les ha llamado creativamente desde las tinieblas a la luz, desde la incredulidad a la fe, desde la muerte a la vida, y ha puesto en ellos amor para él. El llamado creativo de Dios es el cumplimiento del nuevo pacto prometido en Deuteronomio 30:6: “Además, el Señor tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas”.

La razón por la que los beneficiarios de Romanos 8:28 pueden tener tal seguridad de que Dios realmente cumplirá esta promesa en ellos, es que Dios mismo les ha llamado poderosamente a ser parte de este pacto, y les ha capacitado para ello. Una cosa es que Dios envíe un correo masivo dirigido: “a quien pueda interesar”, invitando a todos al banquete donde todas las cosas cooperan para bien; y otra es que Dios mismo maneje hasta la puerta de su casa, camine, le recoja, le ponga en su auto, le lleve hasta el banquete de Romanos 8:28, le de la investidura de amor del banquete, y luego le siente a la diestra de su Hijo. En este segundo caso, ¿no le daría esta iniciativa de Dios una confianza más profunda de que Dios, realmente, tiene la intención de perseguirle con misericordias mientras viva y hará que todo coopere para el bien de usted?

Cuando no abrazamos la doctrina de la soberanía de Dios, de su llamado creativo nos negamos a nosotros mismos profundas y maravillosas convicciones. Viene una inmensa fortaleza sobre el peregrinar de un cristiano cuando sabe cómo es que se ha convertido en beneficiario de esta incomparable promesa. Y como si esto fuera poco para darnos la seguridad de que por el llamado creativo de Dios somos beneficiarios de esta promesa, Pablo añade las palabras: “conforme a su propósito”. Todas las cosas cooperan para el bien de aquellos que aman a Dios, para aquellos que son llamados conforme a su propósito.

¿Por qué añade Pablo la frase “conforme a su propósito”? Creo que lo hizo para afirmar de manera perfectamente clara y contundente que el llamado de Dios se origina en el propósito de Dios, no en el nuestro. El llamado de Dios no es una respuesta a algo que nos hayamos propuesto hacer. Dios tiene sus propios propósitos, santos y elevados, que gobiernan a aquellos que llama, y su llamado es hecho conforme a estos propósitos, no a los nuestros. Él no se acercó a mi puerta y me recogió y me trajo hasta el banquete de Romanos 8:28 porque el llamado era conforme a mi propósito de salvación, sino porque era conforme al suyo. Si hubiera esperado por mí hasta que yo tuviera un propósito de salvación, yo estuviera todavía en casa, mirando televisión.

Podemos ver la fuerza de esta pequeña frase (“conforme a su propósito”) si miramos al único otro lugar en Romanos donde aparece la palabra, a saber, Romanos 9:11. En el contexto Pablo está tratando de mostrar que no todos los israelitas son verdaderos israelitas (verso 6); no todos son hijos de Abraham solo por ser sus descendientes (verso 7); y la diferencia entre el verdadero israelita y el verdadero hijo de Abraham depende del propósito y llamado de Dios, no del hombre. Fíjese en los versos 10-12.

Y no sólo esto, sino que también Rebeca, cuando concibió mellizos de uno, nuestro padre Isaac 11 (porque aún cuando los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama), 12 se le dijo a ella: El mayor servirá al menor.

El énfasis de este pasaje es ilustrar, con el ejemplo de Jacob y Esaú (los hijos gemelos de Rebeca), la naturaleza del llamado de Dios. Jacob y Esaú estaban en la misma matriz, tenían el mismo padre, no habían hecho nada bueno o malo, y Dios favoreció a Jacob y no a Esaú ¿Por qué? ¿Por qué no esperar hasta que crecieran y tuvieran oportunidad de mostrar cuál tendría las características distintivas que le harían el adecuado para ser llamado por Dios y no el otro? ¿Por qué revela Dios esta elección aun antes de que hubieran nacido?

El verso 11 da la respuesta, y utiliza las mismas palabras de Romanos 8:28. Fue así “para que el PROPÓSITO de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama”. El llamado incondicional de Dios va más allá de toda distinción humana, es el medio por el que Dios mantiene su propósito de elección. Si no llamara a los hombres sin tener en cuenta sus distinciones, y los llamara sobre la base de sus características distintivas, entonces el propósito conforme a la elección de Dios se desplomaría.

Dios se volvería un candidato político buscando votos, iría de precinto en precinto para ver si podría ser elegido Señor. Dios propondría, el hombre dispondría. El tamaño y estructura del electorado de Dios sería definido en último lugar por el voto del hombre. El éxito de las misiones cristianas y la posibilidad de conversiones en toda lengua, tribu, pueblo, y nación dependería en último lugar del voto del hombre.

Pero el apóstol Pablo no conoce a un Dios así. Al contrario, él dice que Dios favoreció a Jacob y no a Esaú antes que hubieran nacido, para que su propósito conforme a su elección permaneciera, no sobre la base de las obras de los hombres, sino sobre la base de su llamado –el llamado que es conforme al propósito de su elección.

¿Cuál es entonces el fundamento de Romanos 8:28? ¿Dónde pueden encontrar aquellos que aman a Dios, la seguridad de que la tribulación, y la angustia, y el hambre, y la desnudez, y el peligro y la espada, y la mortandad, cooperarán para su propio bien? La respuesta es que aquellos que aman a Dios son también los que han sido llamados por Dios, y que su llamado no está basado en algo tan vacilante e incierto como nuestro compromiso a Dios, sino solo en su propósito eterno de elección, por el que Dios me favorece sin tener en cuenta ninguna de mis obras.

Nuestra confianza de que todas las cosas difíciles y felices de nuestra vida realmente se convertirán en servidoras de nuestro bien, está basada no solo en el hecho de que hay una promesa en la Biblia, sino en el hecho de que desde la eternidad Dios, en su gran misericordia, nos ha escogido para que disfrutemos su banquete, y nos ha dado evidencia de nuestra elección al crear en nosotros corazones (que antes eran piedras) que aman a Dios -¡¿no lo ha hecho?!

“para los que aman a Dios,
todas las cosas cooperan para bien,
[...] para los que son llamados conforme a su propósito”

Amén.

¿Para Qué es la Recesión? PDF Imprimir E-Mail



2da a los Corintios 1:1-11

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo: A la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios.

Porque así como los sufrimientos de Cristo son nuestros en abundancia, así también abunda nuestro consuelo por medio de Cristo. Pero si somos atribulados, es para vuestro consuelo y salvación; o si somos consolados, es para vuestro consuelo, que obra al soportar las mismas aflicciones que nosotros también sufrimos. Y nuestra esperanza respecto de vosotros está firmemente establecida, sabiendo que como sois copartícipes de los sufrimientos, así también lo sois de la consolación. Porque no queremos que ignoréis, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida en Asia, porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida. De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, el cual nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza de que El aún nos ha de librar, cooperando también vosotros con nosotros con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don que nos ha sido impartido por medio de las oraciones de muchos.

Este es un mensaje sobre los propósitos de Dios en la recesión. No tengo una definición sofisticada para recesión en mente. Solo me refiero a varios contratiempos financieros como las reducciones en los negocios, el decrecimiento en las ganancias, los despidos masivos y desempleos, el estallido de la burbuja de viviendas, las miles de exclusiones, bancarrotas personales y de negocios, los fallos bancarios, los colapsos de inversiones en compañías, la pérdida de fondos de retiro, y las dolencias sociales y desasosiego que vienen con la depresión.

Dios es soberano sobre estas cosas, él las ve todas de antemano, las origina o permite, y cuando origina o permite algo, lo hace según un propósito o designio.

  • "La suerte se echa en el regazo, mas del Señor viene toda decisión". (Proverbios 16:33)
  • "Muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del Señor permanecerá”. (Proverbios 19:21).
  • "El Señor hace nulo el consejo de las naciones; frustra los designios de los pueblos" (Salmos 33:10).
  • "[El Señor] que declaro el fin desde el principio [...] Yo digo: “Mi propósito será establecido, y todo lo que quiero realizaré” (Isaias 46:10).

Así que ninguno de los eventos recesivos ha sorprendido al Señor. Sus propósitos y designios están siendo alcanzados según un plan. Y hoy quiero dirigir nuestra atención hacia algunos de esos propósitos.

¿Por qué Exponer este Mensaje?

Hay tres razones que me han inclinado a predicar este mensaje sobre los propósitos de Dios en la recesión en este fin de semana particular.

1. Comienza Mi Retiro para Escribir

Una razón es que estaré lejos durante los siguientes 8 domingos en un retiro para escribir. Este hecho me inclinó a no comenzar el tercer capítulo del Evangelio de Juan (donde estamos en nuestra serie), para retomarlo dentro de ocho semanas, sino comenzar el capítulo tres cuando regrese. También me inclinó a querer decir algo acerca de ser fieles a la iglesia en mi ausencia. La recesión tiene mucho que ver con lo que significa estar en la iglesia, y con ser fieles unos a otros en la iglesia. En un momento hablaremos más de este asunto.

2. Conmoción Económica

La segunda razón que me inclina a predicar justamente ahora sobre este tema es que, en los años recientes, casi nada ha tenido un efecto tan corrosivo en nuestras vidas nacional y globalmente como esta conmoción económica alrededor del mundo. Necesitamos escuchar, al menos un poco, la perspectiva de Dios sobre este asunto.
Y esto es todo lo que hemos tenido alguna vez, un poco de su perspectiva. Él es Dios y nosotros no. Él ha dicho algo de lo que está haciendo en esta recesión. Pero la mayor parte de lo que hace, los billones y billones de efectos secundarios designados por Dios, no nos lo dice. Pero lo que sí nos dice es crucial para vivir en medio de la providencia de lo que no nos dice.

3. "Completando el Millón"

Tercero, quiero poner la carrera financiera actual para finalizar el Templo a Distancia del Norte (la carrera que llamamos Completando el Millón para Marzo), en un contexto bíblico y contemporáneo más amplio, para guardarnos de un tipo de miopía eclesiástica.

Así que estas son las razones por las que expongo este mensaje.

(Algunos de los) Propósitos de Dios en esta Recesión

Ahora, ¿cuáles son algunos de los propósitos de Dios en esta recesión? Mencionaré cinco:

  1. Él quiere que esta recesión exponga el pecado oculto y así nosotros vengamos en arrepentimiento y purificación.
  2. Él quiere despertarnos para que veamos la situación constante y desesperada del mundo en desarrollo donde siempre hay una recesión del peor tipo.
  3. Quiere relocalizar las raíces de nuestro gozo en su gracia, y no en nuestros bienes, en su misericordia y no en nuestro dinero, en su dignidad y no en nuestra salud.
  4. Quiere continuar adelante en su misión salvadora en el mundo, la predicación del evangelio y el crecimiento de su iglesia, precisamente en un momento en que los recursos humanos están menos capacitados para lograrla. Así es como protege su gloria.
  5. Él quiere que la iglesia se preocupe y ocupe de sus miembros heridos y crezca en el don del amor.

1. Para Exponer el Pecado y Producir Arrepentimiento

El libro de Job en el Antiguo Testamento comienza: "Hubo un hombre en la tierra de Uz llamado Job; y era aquel hombre intachable, recto, temeroso de Dios y apartado del mal" (Job 1:11). Pero en el último capítulo del libro, Job dice: "Por eso me retracto, y me arrepiento en polvo y ceniza" (Job 42:6). Él era "intachable", pero después se arrepintió. ¿Qué significa?

Significa que las personas más piadosas del mundo son como un caso transparente de agua con sedimento de pecados ocultos en el fondo del vaso. Y cuando el vaso es golpeado (con el sufrimiento de Job, o con nuestra recesión), el sedimento de pecado es incitado y descubierto, y el agua se vuelve turbia. Este es un de los propósitos de la recesión.

Y funciona para los individuos y para la sociedad.

Individualmente, Pablo dijo: 2da a los Corintios 1:8-9: "fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida. De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos".

Dios trajo a su propio siervo fiel Pablo, hasta el borde de la muerte para que pudiera aprender más profundamente cómo no confiar en sí mismo, sino en Dios. Si esto sucedió a Pablo, podemos estar seguros de que Dios está haciéndolo para nosotros también en esta recesión. Para que podamos confiar en él y no en nosotros mismos.

En lo profundo de cada corazón Cristiano, no importa cuán avanzado en la fe y la piedad esté, está el sedimento de la auto-confianza. Entonces Dios remueve nuestras vidas, algunas veces hasta sus cimientos, para mostrarnos nuestra auto-confianza, y limpiarla con una confianza nueva y más profunda en él.

Socialmente, la recesión revela una hueste de pecados que hieren a las personas. Los recientes fraudes según los esquemas de Ponzi son uno de los ejemplos más claros. Prometa a las personas grandes recompensas en sus inversiones cuando nada hay que invertir, entonces páguele esas ganancias con un poco de esas inversiones en nada. Y continúe haciéndolo durante años, mientras usted gana millones para sí mismo. Hasta que una recesión hace que la gente quiera de vuelta sus inversiones, y no existen. Las recesiones tienen un poder maravilloso para exponer ese tipo de engaño. ¿Qué mostrará de usted la recesión?

Y, por supuesto, la recesión es especialmente buena exponiendo el pecado de desperdiciar el dinero de otras personas (o el nuestro), y el pecado del egoísmo y la avaricia en los negocios hipotecarios, y el pecado del miedo cuando todo comienza descendiendo, y el pecado de quejas e impaciencia. Y así más y más. ¡Qué gran regalo es la recesión para exponer el pecado! Quiera el Señor darnos toda la gracia para arrepentirnos y recibir el perdón que Dios ofrece en Jesucristo.

Cinco preguntas que debemos hacernos
cuandoservimos en el ministerio de niños
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El maestro que está comenzando su ministerio con niños o el más experimentado y oye hablar de consejería por primera vez se hace muchas preguntas. El siguiente artículo es el primero de una serie que nos ayuda a responder a dichas preguntas y a aprender varios principios que deben estar presentes en nuestro ministerio a la niñez.

Había concluido la reunión de niños. Iban saliendo de la habitación en su habitual manera ruidosa. La maestra dio un suspiro de alivio. Otra reunión del Club de Buenas Nuevas que terminaba, y todo había marchado bastante bien. Estaba cansada y con deseos de volver rápidamente a casa, cenar y tener su merecido descanso.

Casi todos los niños se habían ido ya. Ella había terminado de recoger todos los materiales utilizados para la clase y se disponía a marchar cuando vio a Terry, un niño de ocho años que venía todas las semanas al Club de Buenas Nuevas y que siempre parecía escuchar bien todo lo que ella enseñaba. Había notado que aquella tarde él prestaba mucha atención a todo lo que ella decía en el Club de Buenas Nuevas.

Estaba cerca de la puerta, parándose nerviosamente primero en un pie y después en el otro y mirándola.

«¿Querías algo, Terry?», le preguntó cariñosamente. «¿Puedo ayudarte?»

Terry tragó saliva varias veces y dijo abruptamente: «Sí, señorita. Quisiera ser salvo. ¿Podría mostrarme cómo puedo hacerlo, por favor?» Se calló y la miró.

La cabeza de la maestra empezó a dar vueltas. Pensó: «¿Cómo puedo guiarlo a Cristo? Nunca lo he hecho».

Cinco preguntas que debemos hacernos

El maestro que está comenzando su ministerio con niños y oye hablar de consejería por primera vez se hace muchas preguntas. Pero también el maestro más experimentado tiene preguntas similares. A veces, incluso, puede encontrarse en la situación de la maestra citada arriba. Ha enseñado a niños durante muchos años pero quizá nunca se haya sentado con un niño para guiarlo a Cristo. Por tanto, el concepto de consejería también es nuevo para él. Como la maestra en el párrafo inicial, quizás llegado el momento no sabría qué hacer.

¿Qué significa aconsejar a un niño?

La primera pregunta, y la más básica, se dirige al corazón del asunto y es la siguiente: «¿De qué estamos hablando? ¿Qué significa aconsejar a un niño y guiarlo a Cristo?»

Aconsejar a un niño para alcanzar la salvación significa sencillamente sentarse con un niño (o quizás con varios) y hablar en forma personal, y a petición suya, mostrándole cómo puede poner su fe en Jesucristo como su Señor y Salvador. Si quiere creer en Cristo, se le debe ayudar a hacerlo. Eso es aconsejar. Eso es lo que significa llevarlo a Cristo.

Es interesante ver que el diccionario define «aconsejar» como «advertir», «recomendar», «informar o guiar hacia la perfección moral».

Los niños que ya son salvos también a menudo necesitan ser aconsejados en forma personal. Pero ese tema será tratado en un libro posterior. En este nos concentraremos en la consejería dirigida a niños que no son salvos y cómo guiarlos a Jesucristo.

¿Por qué la consejería es una parte importante de tu ministerio?

Dios te ha dado un ministerio dirigido al grupo de niños a los que enseñas de manera regular. Cuando te reúnes con ellos cada semana aprovecha tu lección bíblica (y por supuesto todo el programa) para evangelizarlos. Esto quiere decir que les enseñas:

· Que deben ser salvos a causa de su pecado y porque Dios es santo.

· Que pueden ser salvos por medio de lo que Jesucristo ha hecho por ellos en la cruz.

· Que serán salvos si se arrepienten de sus pecados y confían en Jesucristo como su Salvador.

De este modo les explicas a tus niños el camino de salvación y los animas y desafías a confiar en Jesucristo como su Salvador.

Eres un evangelista y la evangelización es tu ministerio. Ora para que haya niños de tu clase que lleguen a confiar en Jesucristo como su Salvador y para que el Espíritu Santo convenza a los niños de su pecado y los guíe a Jesucristo. Puede que algún niño de tu grupo llegue a creer en Cristo como su Salvador mientras estés hablando, o que lo haga posteriormente, en su casa.

Pero también es posible que otros niños en la reunión necesiten ayuda personal, o que tengan preguntas o problemas específicos relativos a la salvación que requieren una respuesta o solución personal. Aún no están seguros de lo que deben hacer para ser salvos y necesitan que alguien hable con ellos personalmente. Es debido a que existen niños así que la consejería debe ocupar un lugar importante en tu ministerio. Muchos niños vienen a Jesucristo «por su cuenta» para encontrar la salvación, y estamos agradecidos por ello. Pero hay otros niños que necesitan tu ayuda a nivel personal para hacerlo; y tienes que estar preparado para proporcionarles esa ayuda.

Por tanto, debes estar preparado y dispuesto, incluso buscando oportunidades, para aconsejar a niños así. Tienes que verlo como una parte de vital importancia dentro de tu ministerio y deberías separar tiempo para esto en tu programa de actividades.

¿Quién está capacitado para aconsejar a un niño?

Estar preparados para aconsejar a los niños de una manera personal y conducirlos a Cristo es en verdad una responsabilidad de todo maestro de niños y de todo obrero que trabaja con niños. El ministerio de consejería es, en muchos sentidos, tan importante como la enseñanza de una lección de la Biblia.

Es obvio que el maestro que guía a un niño a Cristo debe, en primer lugar, haber acudido él mismo a Cristo para salvación. También tiene que tener claras las doctrinas bíblicas básicas y su propia seguridad de salvación. Por supuesto, tiene que estar convencido de que Dios puede salvar a los niños y que en verdad lo hace. Además, la Biblia enseña que Dios sólo te usará y bendecirá en tu ministerio si buscas caminar con él.

Pero, dicho esto, hay otros pasos que se deben dar para estar capacitado para guiar a los niños a Cristo:

1. Debes aprender tanto como te sea posible acerca de cómo conducir a los niños a Cristo. Confío en que este libro te sea de ayuda.

2. Debes estar dispuesto a involucrarte en el ministerio de consejería de la manera y en el momento en que Dios, el Espíritu Santo abra la puerta. Aprenderás más a través de la experiencia que de cualquier otra manera. También aprenderás de tus errores (después de orar y evaluarte) y podrás intentar no volver a cometerlos en el futuro.

3. Debes depender del Espíritu Santo para que pueda usarte como consejero. Ora para que Dios te ayude y te guíe. Él está más preocupado por el niño de lo que tú puedas estarlo.

¿Cuándo y dónde habrá oportunidades para aconsejar?

La mayoría de las oportunidades para aconsejar y conducir a los niños a Cristo se dan después de una reunión de niños o de una clase de la escuela dominical. Durante esa reunión o clase has presentado el evangelio de manera clara (normalmente a través de la lección bíblica). Les has mostrado a los niños cómo confiar en Cristo y los has desafiado o invitado a hacerlo. Has enfatizado que pueden poner su fe en Cristo en cualquier lugar y en cualquier momento; pero también has subrayado la importancia de hacerlo hoy mismo y no aplazarlo para otro día. Por supuesto, no has presionado a los niños a creer en Cristo. Sabes que esa es obra del Espíritu Santo y que no debes intentar hacer su trabajo.

También eres consciente de que podría haber un niño en la reunión que quiere creer en Cristo, pero que aún no está muy seguro de cómo hacerlo. Te das cuenta de que este niño necesita ayuda personal y consejo de tu parte. Algunas veces estos niños son tímidos y nunca se acercarían a hablarte si no te haces accesible a ellos. Por tanto, en algún momento de la reunión debes haberles dicho a los niños algo parecido a esto:

Si alguno de ustedes no es salvo y desearía serlo pero no sabe cómo, me gustaría hablar con él después de la reunión para ayudarle. Cuando termine la reunión que se quede sentado así sabré que quiere hablar conmigo.

O bien:

Quizás haya entre nosotros algún niño o niña que aún no es salvo y le gustaría serlo. Pero a lo mejor todavía no sabe lo que tiene que hacer para ser salvo. Me gustaría hablar con ellos para ayudarlos. Si alguno lo desea, por favor, venga y siéntese en una de estas sillas de la primera fila cuando la reunión haya terminado y los otros niños se hayan ido. Con gusto me sentaré y hablaremos.

De esta manera te habrás hecho accesible a los niños que te necesiten y que quieran recibir ayuda y consejo personal. Pero lo has hecho de una manera que no implica una presión. Has dado a conocer a los niños que estás dispuesto a ayudarles a creer en Jesucristo y deseoso de hacerlo, y les has dejado en claro lo que tienen que hacer para conseguir esta ayuda. No les has pedido a los niños que quieran ayuda que levanten sus manos, se pongan de pié o pasen al frente sino les has informado que, si quieren que les ayudes a acudir a Cristo para salvación, pueden quedarse. Esto deja la decisión claramente en las manos del niño sin ningún tipo de presión.

Por lo tanto, el momento normal y la mejor oportunidad para aconsejar a un niño y guiarle a Cristo es después de la reunión o de la clase de escuela dominical.

Pero, además de lo dicho hasta ahora, puede haber otras ocasiones en que podemos aconsejar a un niño que no es salvo y guiarlo a Cristo que no sea en la reunión formal. Puede que conozcas un niño que obviamente no es salvo y sientas que el Señor te guía a acercarte y hablar con él personalmente acerca de su necesidad de salvación. Quizá entonces esperes una oportunidad dada por Dios para iniciar una conversación o una serie de conversaciones con el niño con la esperanza de que en su momento eso le lleve a expresar un deseo de ser aconsejado. La conversación misma no es consejería, pero podría desembocar en ella. Esta clase de situación debe ser manejada con mucha prudencia. Es fácil tratar de presionar al niño, especialmente si eres tú quien toma la iniciativa. Siempre has de tener cuidado de no impulsarle a un compromiso que no entiende o para el cual no está preparado.

También están las oportunidades que le pueden surgir a un padre que hace saber a sus propios hijos su disponibilidad para hablar con ellos y para ayudarles en el caso de que quieran creer en el Señor Jesús.

Pero, en todas estas situaciones personales, el padre o maestro debe ser muy sabio, muy sensible y muy cuidadoso. Nunca debe ejercer ningún tipo de presión sobre el niño, sino que debe, en todo momento, estar abierto a la dirección del Espíritu Santo.

Nos Gloriamos en Nuestras Tribulaciones PDF Imprimir E-Mail


Romanos 5:1-5. Fe en Dios ¿Qué debe sobrevenir para que una persona se convierta en un cristiano, un hijo de Dios? Primero, el evangelio le es dado a conocer –el hecho histórico de que Dios envió a su Hijo al mundo a morir por los pecadores y levantarse de entre los muertos triunfante sobre la muerte y el infierno para todos los que creen en él.

El Espíritu Santo abre su corazón para que vea en este evangelio que Cristo es digno de confianza y más deseable que todos los tesoros humanos. Y por tanto el corazón confía en Cristo para que todas las promesas de Dios sean para nosotros en él. Cuando esta fe aparece, somos justificados ante Dios. En otras palabras, por esta fe el Espíritu de Dios nos une a cristo de manera que su muerte se vuelve la nuestra, y su vida se vuelve la nuestra. Dios cargó en él nuestras iniquidades, y Dios cargó en nosotros su justicia. Él llevó nuestro pecado, aunque no lo había realizado. Y así, por la fe que nos une a Cristo, podemos estar ante Dios perdonados por todos nuestros pecados y justificados con la justicia que Cristo nos imputa.

Sobre la base de ese gran fundamento que nos hace cristianos, tenemos paz con Dios, según nos dice Pablo en Romanos 5:1- y él nos llama a disfrutar esa paz (los mejores manuscritos de la tradición dicen; “tengamos paz con Dios”)- y dice que ahora estamos firmes en la gracia (verso 2), y dice que nos gloriamos (y debiéramos gloriarnos) en la esperanza de la gloria de Dios. La gloria de Dios y nuestro glorioso disfrute de ella es la meta de la justificación por fe. Es hacia allá que toda la vida cristiana se mueve. La justificación por fe ha sido diseñada para ayudarnos a gloriarnos en la esperanza de la gloria de Dios. Somos reconocidos como justos ante Dios de manera que podamos finalmente estar con Dios, verle y disfrutarle como la Realidad más infinitamente satisfactoria que ha existido y existirá jamás.

Exámenes para Su Fe

Pero antes de aquel día eterno, algo más viene con la vida cristiana, a saber, las tribulaciones. De eso tratan los versos 3-5. ¿Cómo debemos entenderlos y responderlos? La respuesta de Pablo es que tienen un lugar lleno de gracia y propósito en la vida cristiana, y que por tanto debiéramos gloriarnos en ellas.

Ahora, no tomo esta enseñanza a la ligera, ni la digo con facilidad. Hoy, como Dios ha querido, es el Día Internacional de Oración por la Iglesia Perseguida. Una breve mirada al plegable en nuestra carpeta de adoración eliminará toda frivolidad, ligereza y superficialidad en nuestra conversación acerca de las aflicciones. Al final de la primera página dice:

Los cristianos que no son asesinados, a menudo son sometidos a brutales torturas y lavados cerebrales –intentando forzarles a repudiar su fe. En algunas partes del mundo, las mujeres cristianas son brutalmente violadas para quebrantar su lealtad a Cristo, mientras que sus hijos son vendidos a la esclavitud por precios tan bajos como 15.00 $. Otros miles languidecen año tras año en prisiones y duros campos de labor.

Cuando Pablo dice en Romanos 5:3: “Y no sólo esto [es decir, no solo nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios], sino que también nos gloriamos en las tribulaciones” –cuando dice esto, no está hablando como un espectador, sino como un asociado a los sufrimientos. Los sufrimientos de Pablo eran grandes y fuertes. Pero en 2da a los Corintios 12:9 dijo: “[Cristo] me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí”. Note como dice aquí en Romanos 5:3: “nos gloriamos en las tribulaciones”, y en 2da a los Corintios 12:9 que “muy gustosamente me gloriaré” en mis debilidades. Pablo practicaba lo que predicaba.

Y lo que quería decir con “debilidades” en 2da a los Corintios 12:9 nos lo muestra en el verso siguiente: “Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. Toda la colección de aflicciones, debilidades, enfermedades, y dificultades está incluida en estas tribulaciones de Romanos 5:3, no solo las persecuciones. Y Pablo dijo que se gloriaba en ellas, en lugar de murmurar y quejarse por ellas.

Así que a medida que vemos el papel de las aflicciones en la vida cristiana, tenga en cuenta que son una prueba para su fe. Pudieran ser tribulaciones por pérdida de la salud, o tribulaciones por relaciones interpersonales que se ha vuelto tensas o quedaron destruidas, o tribulaciones por decepciones y adversidades vocacionales, o tribulaciones por accidentes o desastres naturales, tribulaciones por ataques verbales o físicos, o simplemente los inconvenientes diarios que incluyen desde los embotellamientos del tráfico hasta los problemas de plomería. Cualquier cosa que le haga la vida un poco más difícil y amenace su fe en la bondad, poder, y sabiduría de Dios, es tribulación.

Esto es normal, no anormal. Sería anormal que un cristiano no las tuviera, porque Pablo enseñó a todas las iglesias, según Hechos 14:22 que “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.”

“Nos Gloriamos en las Tribulaciones”

Ahora dice en Romanos 5:3 algo asombroso: “nos gloriamos en las tribulaciones”. Esto es lo que él hace, es lo que nos pide que hagamos. ¿Cómo puede ser? La respuesta según el verso 2 es que estamos firmes en la gracia. Este es el poder omnipotente de Dios para ayudarnos aunque no lo merezcamos. Usted no tiene la clave para vivir este modo de vida maravilloso y sobrenatural que debería apartar a los cristianos del mundo, Dios la tiene. El poder de regocijarnos y gloriarnos en las tribulaciones viene de la gracia omnipotente que recibimos por confiar en las promesas de Dios.

Aquí tenemos una ilustración en 2da a los Corintios 8:1-2. Pablo está hablando acerca de la manera en que los cristianos macedonios se regocijaban en sus tribulaciones aun en gran pobreza. Note la clave: “Ahora, hermanos, deseamos haceros saber la gracia de Dios que ha sido dada en las iglesias de Macedonia; pues en medio de una gran prueba de aflicción, abundó su gozo, y su profunda pobreza sobreabundó en la riqueza de su liberalidad”. ¿Puedes ver la clave?: “la gracia de Dios” les había sido dada. Y esto producía un gozo indomable en medio de una experiencia o prueba de aflicción muy fuerte. Y ese gozo en la aflicción sobreabundó en amor.

¿Cómo nos las arreglamos cuando las cosas nos van mal? ¿Descansamos en la gracia de Dios, experimentamos gozo en Dios y continuamos amando a las personas? ¿O nos olvidamos de la gracia de Dios, sobreabundando en quejas, criticándonos y auto absorbiéndonos en lugar de amar? El poder omnipotente de la gracia es la clave. Estamos firmes en esta gracia, dice Pablo en el verso 2.

Pero la gracia no obra como magia, obra a través de la fe. “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32) –de las quejas, la frustración paralizante y de un espíritu de crítica. La gracia abre los ojos del corazón a la verdad y le inclina para abrazarla y vivirla.

La Gracia Obra a Través de la Verdad

¿Qué verdad? De esto trata el resto de este texto. Existen cuatro verdades que Pablo quiere que conozcamos y meditemos en ellas. Así es como la gracia nos transformará en personas pacíficas y gozosas que se glorían en sus aflicciones.

1. La tribulación produce paciencia.

Romanos 5:3 dice: “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo [es decir: porque sabemos] que la tribulación produce paciencia”. Otra palabra para paciencia es constancia. En otras palabras, si algo sucede en su vida que es duro, doloroso, frustrante, decepcionante, y por medio de la gracia su fe se enfoca en Cristo, su poder, suficiencia, comunión, sabiduría y amor, no se entregará a la amargura, el resentimiento, la queja, su fe produce paciencia y constancia. La fe se vuelve más fuerte. ¿Cómo? Del mismo modo en que el acero forjado es más fuerte: cuesta más quebrarlo. La tribulación es como el fuego que forja el acero de la fe. Así que cuando Pablo dice: “la tribulación produce paciencia”, quiere decir que las terribles pruebas tienen el objetivo de hacer que su fe sea inquebrantable.

Esa es la primera verdad que la gracia utiliza para convertirnos en personas gozosas quienes se glorían en las tribulaciones y aman a otros. La segunda verdad es esta:

2. La paciencia produce un carácter probado.

Romanos 5:3-4a: “nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, [produce un] carácter probado”. El énfasis está en la palabra “probado” (dokinen). La idea es que cuando usted pone un metal en una prueba de fuego y éste sale por el otro lado, con paciencia y constancia, usted puede decir que este es un metal “probado”, auténtico, o genuino. Esa es la idea. Cuando usted atraviesa la tribulación, y su fe es probada, y resiste, recibe una maravillosa sensación de autenticidad. Siente que su fe es real, ha sido probada, ha pasado la prueba con paciencia. Y por tanto, es real, auténtica, probada, genuina.

Esa es la segunda verdad que la gracia de Dios utiliza para convertirnos en personas que se glorían en la tribulación. La tercera le sigue:

3. El carácter probado produce esperanza.

Romanos 5:3-4, “también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, [produce un] carácter probado; y el carácter probado, [produce] esperanza”. ¿Cómo es eso? ¿Cómo el “carácter probado” produce la esperanza?

¿No es la respuesta que cuando su fe ha sido probada en la aflicción, y ha perseverado, y además ha probado ser genuina, auténtica, usted reconoce que es un cristiano real y no falso, y eso le da esperanza de ser realmente un hijo de Dios y por tanto de que heredará su gloria? En otras palabras, uno de los grandes obstáculos para una esperanza completa y fuerte en la gloria de Dios es el temor de que seamos hipócritas –que nuestra fe no sea real y que solo la hayamos heredamos de nuestros padres y hayamos sido motivados por cosas que no honran a Dios. Uno de los propósitos de la aflicción en nuestras vidas es darnos la victoria sobre esos temores y llenarnos de esperanza y confianza como hijos de Dios.

Así que Dios nos hace pasar por tiempos difíciles para forjar el acero de nuestra fe y mostrarnos que somos reales, auténticos, genuinos, probados, y así nos da esperanza de que realmente heredemos la gloria de Dios y no vendremos a juicio.

Ahora, todavía queda una verdad más que la gracia de Dios utiliza para transformarnos en el tipo de personas que se glorían en las tribulaciones. De hecho, no es solo una verdad, sino una experiencia:

4. La esperanza que ha sido inspirada por un carácter probado, no nos desilusiona, porque Dios nos da la experiencia de su amor en nuestros corazones por el Espíritu Santo.

Romanos 5:5: “la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.”

Ahora, ¿qué tenemos que decir acerca de esto? Bien, deberíamos decir mucho más de lo que el tiempo nos permite en esta mañana. Así que lo que haré es decir algo y luego, la semana siguiente después de Acción de Gracias, continuaré con este verso y añadiré los versos 6-8 a la respuesta.

Dios Quiere que los Cristianos Tengan Seguridad

Pero esta mañana diré solo esto: Si usted es un cristiano, Dios realmente quiere que tenga la seguridad de que va a heredar la gloria de Dios. Cuando muera irá al cielo, no al infierno; y formará parte del reino futuro, y vivirá por siempre en los cielos nuevos y la tierra nueva con un gozo continuo en lugar de aflicción. La verdad en el verso 5 es que Dios nos imparte seguridad a través del Espíritu Santo.

Pablo sabe que tenemos más de un enemigo contra nuestra seguridad. Uno es el temor de que seamos hipócritas. Pudiéramos ser falsos cristianos, no cristianos reales, aunque seamos religiosos y pertenezcamos a la iglesia. Él nos enseña que la aflicción es el gran terreno de prueba de Dios donde se demuestra si nuestra fe es genuina. Y Dios, por su gracia nos lleva a través de las pruebas de manera que nuestra fe será vista como genuina y tendremos esperanza porque no somos hipócritas.

Pero aun tenemos otro enemigo de nuestra seguridad. ¿Qué sucedería si aquello en que creemos es falso? No solo nuestra fe, sino aquello en lo que ponemos nuestra fe. ¿Y si lográramos pasar por medio de las tribulaciones con una fe probada y una fe incrementada, y al final esa esperanza demuestra estar edificada sobre la arena? Creímos que Dios nos amaba, pero descubrimos que no era así, puede que él ni siquiera exista. Este también es un gran obstáculo para nuestra seguridad.

Y la respuesta que Pablo ofrece aquí no es un argumento, sino una experiencia. Hay argumentos, y Pablo está dispuesto a usarlos, pero solo dice: ‘tu esperanza, enraizada en la autenticidad de una fe probada, no te desilusionará. Y lo sabes porque el Espíritu Santo ha venido a tu vida y ha derramado el amor de Dios de manera que lo puedes sentir en tu corazón’. Esto no es esencialmente un argumento, es sobre todo la experiencia personal del amor de Dios inundando el corazón con una sensación inmediata de la realidad de de Dios y su amor.

Usted puede ver cuan grande y maravilloso es esto, y por qué siento la necesidad de permanecer más tiempo en ello. Así que en dos semanas comenzaré a partir de aquí. Mientras tanto, ¿podrían unírseme en oración para que Dios incremente esta experiencia en nuestras vidas? Que él la haga inconfundible. Que haya un gran movimiento del Espíritu en nosotros y entre nosotros para darnos no solo la certeza de que nuestra fe es genuina, sino de que está bien establecida en el amor de Dios por nosotros.

Y, mientras oran, cuando vengan las aflicciones no las tengan como algo extraño, ellas vendrán. Al contrario, regocíjense y gloríense en el amor de Dios que las usa para forjar el acero de su fe y confirmar en sus corazones que realmente son hijos de Dios a través de la fe.

Combatiendo la Incredulidad PDF Imprimir E-Mail



Romanos 4:20-21. Sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21y estando plenamente convencidode que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo.

Hoy quiero hacer en el día de sentar las bases para una serie de mensajes llamada Combatiendo La Incredulidad. Con este mensaje tengo la esperanza de aclarar por qué existimos como iglesia; y dejar claro qué significa, en la práctica, vivir por la fe en la promesa de Dios.

La convicción tras esta serie, es que todos los pecados vienen por no creer en las promesas de Dios. Todas las sensaciones de pecados que experimentan nuestros corazones son por no creer en la sobreabundante voluntad y habilidad de Dios para obrar por nosotros en cada situación de la vida, a fin de que todo coopere para nuestro bien. La ansiedad, la vergüenza fuera de lugar, la indiferencia, el remordimiento, la codicia, la envidia, la lujuria, la amargura, el desaliento, el orgullo —todos son brotes, cuya raíz común es la incredulidad a las promesas de Dios. Permítanme ilustrárselo desde un texto familiar que tiende a desconcertarnos.

Cuando Pablo dijo en 1ra a Timoteo 6:10, “Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero” ¿Qué quiso decir Pablo? Él no se refería a una relación entre cada actitud pecaminosa y el dinero —a que siempre se está pensando en el dinero cuando se peca. Creo que Pablo quiso decir que todos los males que hay en el mundo provienen de una especie de corazón, o sea, del corazón que ama el dinero.

Ahora bien, ¿qué significa amar el dinero? Amar el dinero no es admirar ese pedazo de papel verde o esas monedas doradas. Para comprender qué significa amar el dinero primero tenemos que preguntar, ¿qué es el dinero? Yo respondería así: El dinero es simplemente un símbolo que representa a los recursos humanos. Existe para representar aquello que podemos obtener del hombre (¡No de Dios! “Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed” Isaías 55:1). El dinero es la divisa de los recursos humanos.

De modo que el corazón que ama el dinero, cifra sus esperanzas, busca sus placeres, y deposita su confianza en lo que pueden ofrecerle los recursos humanos. Así que el amor al dinero viene a ser virtualmente, lo mismo que tener fe en el dinero —creer (confiar, tener la seguridad, o la certeza) de que el dinero suplirá nuestras necesidades y nos hará felices.

Por lo tanto, el amor al dinero, o creer en el dinero, es la otra cara del NO CREER EN LAS PROMESAS DE DIOS. No se puede confiar, o creer en Dios y en el dinero. Creer en uno significa no creer en el otro. El corazón que ama al dinero —que cuenta con el dinero para garantizar su felicidad, cree en el dinero—está dejando de contar con las promesas de Dios para garantizar la felicidad.

Así que cuando Pablo dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males, implica que no creer en las promesas de Dios es la raíz principal de cada acto pecaminoso de nuestros corazones.

Todos los mensajes de este otoño tendrán como objetivo ilustrar y confirmar esta verdad; y proveer ayuda práctica para combatir esa raíz de incredulidad que amenaza con crecer en nuestros corazones una y otra ves, día a día. En cierto sentido, el tema principal de cada mensaje será el mismo: Luchar contra el pecado combatiendo la incredulidad en las promesas de Dios. O para expresarlo positivamente: Luchar para obtener justicia y amor en nuestras vidas batallando por mantener la fe en las promesas de Dios.

Esa es la idea general de esta serie de sermones. Pero hoy quería hacer establecer los fundamentos para estos mensajes, y mostrar cómo se relacionan estos fundamentos con la esencia de nuestra existencia cómo iglesia. Permítanme intentar hacerlo en los minutos que nos quedan.

La Iglesia Bautista Betlehem existe para la gloria de Dios. Él nos creó para su gloria (Isaías 43:7). Él nos predestinó ser sus hijos para su gloria (Efesios 1:6). Él nos hizo vivir para su gloria (Efesios. 1:12). Cualquier cosa que usted coma o beba, o cualquier cosa que haga, hágalo todo para la gloria de Dios (1ra a los Corintios 10:31).

Ya sea que hablemos de los cultos de adoración en Bethlehem, de cómo Bethlehem edifica el cuerpo de creyentes, o de cómo Betlehem lleva el evangelio a los incrédulos, la meta final es la misma en cada empresa —que Dios sea glorificado. Betlehem es una visión de un Dios Grandioso, Santo, Libre y amablemente Soberano -una visión de Dios para deleitarnos en la adoración, una visión de Dios para fortalecernos y nutrirnos en la enseñanza, y una visión de Dios para expandir su gloria en la evangelización y en las misiones. “Porque de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre. Amén” (Romano 11:36).

¡Vayamos ahora al texto de esta mañana! Romanos 4. Si la meta de todo lo que hacemos es glorificar a Dios -exaltar su valor, resaltar su belleza, exaltar su excelencia, reflejar sus perfecciones- si esta es nuestra meta, entonces Romanos 4:19-21 nos da una visión esencial para poder cumplir nuestra meta.

Abraham, cuando tenía 100 años, obtuvo la promesa de Dios de que tendría un hijo, y Sara era vieja y estéril. Su respuesta, según Pablo, glorificó a Dios.

Y sin debilitarse en la fe contempló su propio cuerpo, que ya estaba como muertopuesto que tenía como cien años, y la esterilidad de la matriz de Sara; 20sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21y estando plenamente convencidode que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo.

Yo espero que usted esté de acuerdo en algo que este texto enseña: glorificamos a Dios al creer en sus promesas. Escuchen a Martín Lutero, quien consiguió sostenerse firmemente en esta verdad.

La fe. . .honra a aquel en quien se confía con la más reverente y alta consideración pues lo considera verdadero y fidedigno. No hay ninguna otra honra igual en estimación de veracidad y rectitud, con que honrar a aquel en quien confiamos... Por otro lado, no hay manera en que podamos mostrar mayor desprecio por un hombre, que considerarlo como falso y malo, y tener sospechas de él, como hacemos cuando no confiamos en alguien. (Selections [Selecciones], pág. 59).

Confiar en las promesas de Dios es la manera fundamental en la que se puede glorificar conscientemente a Dios. Cuando usted cree en una promesa de Dios, honra la habilidad de Dios para hacer lo que prometió, y honra su buena voluntad para hacer lo que prometió, y honra su sabiduría para saber cumplirla.

Anoche tuve que batallar contra la ansiedad de no creer que este sermón tomaría forma a tiempo para el servicio de esta mañana, porque comencé a trabajar muy tarde. Batallé creyendo en la promesa de 2da a los Corintios 12:9 (“Te basta mi gracia, pues mi poderse perfecciona en la debilidad”). Y cuando creí en la promesa, fueron glorificadas la habilidad de Dios, su sabiduría, y su buena voluntad para ayudarme. Cuando usted confía en alguien, lo honra al nivel más profundo.

Por consiguiente, si la meta de nuestra iglesia es glorificar a Dios en todo lo que hacemos, debemos hacer que nuestro objetivo sea pelear contra la incredulidad en todo lo que hagamos. Porque nada deshonra más a Dios que no creer en lo que él dice. O para decirlo positivamente, si nuestra meta es glorificar Dios en todo lo que hacemos, entonces en todo lo que hagamos debemos proponernos creer en las promesas de Dios. Porque Dios fue glorificado cuando Abraham creyó en la promesa de Dios.

Así que espero que ustedes puedan ver por qué pienso que ésta serie de mensajes es tan importante. Sino aprendemos a vivir por la fe en las promesas de Dios, no lograremos nuestra meta como iglesia. Sino aprendemos a batallar contra la incredulidad que ataca constantemente a nuestros corazones, entonces no lograremos glorificar a Dios. Y habría razón para que existamos.

Ahora bien, para establecer las bases para el resto de los mensajes permítanme decir tres aclaraciones sobre la fe que glorifica a Dios. Si les parece demasiado breve, por favor, sepan que cada una de estas tres verdades será abordada en cada sermón este otoño. Ahora solo quiero introducirlas y empezar a moldear la mentalidad de nuestra iglesia según la dirección Bíblica. Y así tengo la esperanza de motivarnos a encontrar nuevas formas de confiar en Dios.

Ovejas Descarriadas

Las ovejas siempre están en rebaños. Si una se da cuenta de que está descarriada de los demás, empieza a balar con desesperación. Muchas veces hay creyentes que se encuentran en semejante situación porque los demás en su casa no son creyentes. Esto produce una angustia.

Yo no pasé mucho tiempo viviendo en semejantes situación. Yo tenía 18 años cuando acepté a Cristo como mi Salvador. No vivía en casa mucho en ese tiempo. Un fin de semana estaba en casa y buscaba una manera apropiada de informar a mi familia de mi nueva relación con Cristo. Las palabras no vinieron para mí. Tomé la decisión de preguntar en la mesa de desayuno, “¿Alguien quiere ir a la iglesia conmigo esta mañana?” Nos sentamos en la mesa y yo sabía que tenía que abrir la boca con mi pregunta pero me faltaba coraje. Casi todos estaban por salir de la mesa cuando por fin pude decir, “Yo voy a cambiarme e ir a la iglesia esta mañana. ¿Alguien quiere acompañarme?” Todos me miraron como si no pudieran creer lo que escucharon. Sin decir nada, todos salieron de la mesa. Yo me cambié y me fui a la iglesia. No era un testimonio claro pero servía para testificar al hecho de que yo había cambiado mi actitud hacia las cosas espirituales.

Es difícil vivir con los que no comparten nuestros sentimientos. Siempre tenemos que tomar en cuenta su reacción. Algunos están en una situación más difícil que otros. Los parientes de algunos están dispuestos a tolerarlos aunque no comparten sus sentimientos. Otros se encuentran con parientes que son abusivos, que los persiguen o se burlan. Hay hermanas en Cristo cuyos maridos prohíben a ellas de asistir a la iglesia. En todo caso, los que no son salvos no ven porque siempre queremos asistir a la iglesia. Para ellos, es de poca o ninguna importancia.

El consejo de Pedro para las damas cuyos maridos no son creyentes se encuentra en I Pedro 3:1. “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas”. Para todos, es imprescindible que cumplan con la exhortación bíblica que se encuentra en Filipenses 2:14-15. “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminarias en el mundo”. No debemos dejar nuestro deber espiritual impedirnos de cumplir con nuestro deber en casa. Aunque su familia es hostil, debe tener respeto por ellos. Jamás debemos devolver mal por mal.

Los que sufren abuso físico a veces son justificados en buscar un escape de su situación. Si no sea por eso, debe “levantar su cruz” y seguir a Cristo lo mejor posible a pesar de su situación. Tal vez, por su fiel testimonio, sus parientes inconversos serán salvos. Usted es un testimonio vivo de lo que Dios puede ser por los suyos. Un día Dios le dará un galardón grande por ser fiel. “No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” Apocalipsis 2:10.

La Estabilidad Emocional

"Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio". I Timoteo 1:7

Nos conviene saber controlar nuestras emociones. O si no, vamos a ser controlados por ellas. En I Samuel 25 leímos de un hombre que se llamaba Nabal. Era un hombre de mal genio. Tenía un corazón duro. La Biblia dice que era un "hombre duro y de malas obras" y que era "un hombre tan perverso que no hay quien puede hablarle". Debe ser que le era difícil estar en su presencia. Cuando no tenemos control de nuestras emociones hacemos sufrir a los que están en nuestro derredor; y especialmente a nuestros familiares.

Esta debilidad se manifiesta de varias maneras. Puede ser como Nabal que tenía una mecha corta. Si es así, los que nos conocen no se sienten cómodos con nosotros porque nunca saben cuando vamos a reventarnos. Es lo que aquí en la Argentina se llama "hacerse mala sangre". Resulta en otros sufrimientos; dolor de la cabeza y la indigestión. El de enojarse es una emoción. Como todos, tiene un fin benéfico pero, a su vez, si no está controlado, va a ser dañino.

Otra manifestación es la de ser ofendido fácilmente. Se dicen que tales personas son "muy sensibles". En inglés hay un dicho que dice que hay que llevarse con ellos como si fueran huevos sin cáscara. Ellos son ofendidos por lo que la gente dice o no dice. Si un domingo en la iglesia hermano fulano, por alguna razón, no les saluda, están ofendidos y piensan que debe ser que él está enojado con ellos. Son muy prontos en tomar las palabras de los demás como un indirecto. Incluso toman lo que fue dicho en broma como una crítica. Ellos andan afligidos porque piensan que no reciben el aprecio y respeto que merecen. Puede ser que tales personas sufren de un complejo inferior. Si es así, es otro problema emocional que debe ser superado. Se ve, ¿no? que tales personas sufren de aflicciones emocionales innecesarias. Nos conviene saber perdonar y olvidar de lo dicho por los demás. A veces nos hace falta ser censurados. No debemos quedarnos descorazonados como si no tenemos mérito alguno.

Hay otras personas, especialmente mujeres, que brotan en lágrimas fácilmente. Hay lugar para lágrimas. Algunos deben ser más sensibles y más inclinados a llorar. Pero, para algunos, el llorar sirve como un escape, como una muleta. Cada vez que están enfrentados con una situación difícil se entregan a la tentación de llorar. Algunos se dan cuenta de que el llorar es una manera eficaz de ganar simpatía y alcanzar lo que quieren. Es cederse a las emociones. Si somos así, nuestros amigos se sienten un poco incómodos porque nunca se sabe cuando vamos a brotar en lágrimas. Como dije anteriormente, no está mal llorar pero no debemos dejar la canilla de lágrimas media abierta.

Nuestro texto dice que Dios nos ha dado el espíritu de "dominio propio". Esto, en parte, consiste en la habilidad de controlar nuestras emociones. El texto dice también que Dios nos ha dado el espíritu de poder. Con poder podemos controlar nuestras emociones. La falta de poder es debilidad. El que no tiene control de sus emociones está manifestando debilidad. Cuando nos damos cuenta de que nuestras emociones están controlándonos nosotros debemos rogar que Dios nos dé este poder y dominio propio. Hay otra promesa en II Pedro 1:3 que dice que Dios nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad. Da gracias a Dios por sus emociones y pide que Él le dé el poder y la sabiduría para controlarlas.